Aprendi que los años son para mí.
Sus dias, sus noches ;
con mis cantos o reproches.
Aprendí que aunque no es nada nuevo, hay muchas cosas nuevas,
que el equilibrio está entre el propósito y el olvido;
me he cansado tanto de la celebración de los deseos, q voy a canjearlos por certezas, sean dignas de festejar o no,
al menos me reservo el derecho de admitir solo lo real.
Aprendi q llenar las paredes de intenciones no me hace mejor,
es tacharlas de la lista,
por logro o entendimiento,
lo q llena mi hoja interna de un sinfin de emociones q mezcladas entre sí,
resultan en felicidad.
Aprendí del tiempo q su vejez o juventud la decido yo;
los relojes pocas veces están todos de acuerdo
y esta noche alineamos el nuestro no en minutos sino en abrazos, para q luego corra segun los tiempos personales y sus propias decisiones.
Aprendí q para entender,
no debo dejar de aprender,
y ahí reside mi receta para celebrar.
Un brindis por los viejos pasos que nos llevan por nuevos caminos...
Sus dias, sus noches ;
con mis cantos o reproches.
Aprendí que aunque no es nada nuevo, hay muchas cosas nuevas,
que el equilibrio está entre el propósito y el olvido;
me he cansado tanto de la celebración de los deseos, q voy a canjearlos por certezas, sean dignas de festejar o no,
al menos me reservo el derecho de admitir solo lo real.
Aprendi q llenar las paredes de intenciones no me hace mejor,
es tacharlas de la lista,
por logro o entendimiento,
lo q llena mi hoja interna de un sinfin de emociones q mezcladas entre sí,
resultan en felicidad.
Aprendí del tiempo q su vejez o juventud la decido yo;
los relojes pocas veces están todos de acuerdo
y esta noche alineamos el nuestro no en minutos sino en abrazos, para q luego corra segun los tiempos personales y sus propias decisiones.
Aprendí q para entender,
no debo dejar de aprender,
y ahí reside mi receta para celebrar.
Un brindis por los viejos pasos que nos llevan por nuevos caminos...
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