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Una gata, un gato y un poeta...

A modo de tributo, no sólo a Sepúlveda y su "Historia de una Gaviota y del Gato que le Enseñó a Volar"; 
sino que vale dedicarlo a Zorbas;
el gato grande, negro y gordo que llenó las páginas de dicha novela,
y el felino que con su mismo nombre hacía de su lomo mi despertador cada mañana, 
quien en efecto, olía a pantufla; 
Y hoy ya es sólo parte de una sola historia con un mismo final. 


Un fragmento de la historia aquí, en mi vida. 






... "Vas a volar. Todo el cielo será tuyo" - maulló Zorbas. 


- "Nunca te olvidaré. Ni a los otros gatos, porque como decían los versos de Atxaga, su pequeño corazón era el de los equilibristas". 


Zorbas permaneció allí contemplándola hasta que no supo si fueron las gotas de lluvia o las lágrimas las que empañaron sus ojos amarillos de gato grande, negro y gordo; de gato bueno, de gato noble, de gato de puerto. 
















Para Zorbas, uno de los nuestros. Estiremos los cuellos hacia la luna y maullemos la canción del adiós de los gatos de puerto. 

























Comments

Edgar Madariaga said…
Me duele no sabes cuanto esto...

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