Empiezo a reconocer mis pies, no como aquellos enredados entre los tuyos y las sábanas, sino como el soporte q hoy me mantienen con la cabeza en alto; quizás la espalda nunca la he tenido erguida, pero no vas a encoger más a mi persona, con vulgares gestos de mezquinidad. Comienzo, los veo y los siento. su importancia parece hacerlos cada vez más pesados o es que ahora me cuesta tanto caminar? pero he de dar marcha al frente, pq el camino hacia adelante me aleja cada vez más...