Hace tiempo ya que Guate no llora de alegria. Hemos tomado una bocanada de aire para gritar nuestro nombre sin descanso desde el fondo del pecho, justo ahora que se nos olvidaba que la unión hace la fuerza. Hoy las calles están forradas de alegría, cantos y señales de vida en un ambiente que estaba ya desahuciado.
Teníamos mucha sed de buenas noticias, y es por eso que se alargan los minutos celebrados mas alla de la lección. He de predecir que a pesar del desvelo se viene el descanso, al menos por esta noche, una noche impredecible que se ha hecho memorable.
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